CUIDADOS PALIATIVOS: EL HOSPITAL ROSSI SUMA LA ATENCIÓN DE PACIENTES AMBULATORIOS EN TRATAMIENTO POR CÁNCER  

Fue el primero de la provincia en crear un servicio de cuidados paliativos para acompañar en sus casas a enfermos terminales. Ahora, sumaron la atención en el hospital de personas con cáncer. La cartera sanitaria promueve este acompañamiento y entrega medicación gratuita para el alivio del dolor.

 Con 15 años de experiencia en el acompañamiento de familiares y pacientes terminales, el equipo de cuidados paliativos del hospital provincial “Rodolfo Rossi”, de La Plata, es pionero en su especialidad. Desde este año van por más: sumó la atención de enfermos ambulatorios. Buscan llegar antes y contener a quienes atraviesan la dura experiencia de un tratamiento oncológico para retrasar al máximo posible la pérdida de autonomía.

 La iniciativa parte de una decisión del ministerio de Salud bonaerense, que ya la implementa en 20 hospitales públicos bonaerenses. La cartera sanitaria también les entrega medicación opioide para aliviar el dolor, un síntoma que sufre el 80% de estos enfermos. El acceso gratuito a estos medicamentos (morfina y metadona, puntualmente) se extiende también a establecimientos que cuentan con atención domiciliaria, como el Cestino de Ensenada y el zonal de Las Flores.

 “En la provincia de Buenos Aires no había antecedentes previos de distribución gratuita de opioides, y uno de los principales objetivos del Plan Provincial de Control del Cáncer es justamente reducir el dolor y mejorar la calidad de vida”, sostuvo Victoria Torresi, responsable de Cuidados Paliativos de la cartera sanitaria bonaerense, quien agregó que “antes no había acceso a nada que calmara a estos pacientes”.

 Incluso, en el sitio http://www.ms.gba.gov.ar/sitios/controldecancer/servicios-de-cuidados-paliativos/ se encuentra disponible un mapa georreferencial que permite localizar cada servicio de paliativos por región sanitaria. Se trata de una información útil para la población y para que los médicos de otros hospitales puedan derivar a sus pacientes desde el momento del diagnóstico.

 LA EXPERIENCIA EN EL ROSSI

 Con sede en el 3º piso del nosocomio, los profesionales que integran el Servicio de Medicina Paliativa del “Rossi” reciben a los pacientes los lunes, jueves y viernes después de 13.30. Antes deben pedir turno al 0221- 482 8821/24 interno 340, entre las 8 y las 12.

 “Queremos revertir ese concepto de que la medicina paliativa es para los que están a punto de morir, cuando ya no pueden ni movilizarse para llegar al hospital”, explicó Cecilia Jaschek, jefa del servicio. “Apuntamos a trabajar cuando todavía hay posibilidades terapéuticas para acompañarlos desde ahí, atenderlos con el especialista codo a codo y, si hacen quimioterapia, radioterapia o son operados, contenerlos en esos momentos tan difíciles”.

 El equipo, que ya atendió a más de 1.000 enfermos terminales, asegura que el trabajo ambulatorio les permitirá asistir a muchos más pacientes que concurren al hospital desde localidades alejadas de La Plata. La incorporación de esta nueva modalidad de atención surgió tras observar las dificultades de los enfermos y su entorno en las últimas etapas de los procedimientos oncológicos.

 “Son experiencias angustiantes y suele generarse un ‘muro de silencio’: la familia no puede hablar con el enfermo por una cuestión de cuidado y quien padece la enfermedad tampoco. Esto hace que paciente y sus seres queridos vivan esos momentos de forma solitaria”, explicó Pedro Ferrara, creador del servicio en el año 2001. La intervención del equipo busca ayudar en la comunicación y dar un tipo de contención que integre los aspectos biológico, social, emocional y hasta espiritual de cada grupo familiar.

 SERVICIO PIONERO

 Hace 16 años, el hospital provincial “Rossi” de La Plata se convertía en el primer establecimiento sanitario bonaerense en contar con un Servicio de Medicina Paliativa. El equipo tiene a cargo actualmente la atención de unos 20 pacientes que están internados en su domicilio.

 “Apuntamos a que tengan calidad de vida el mayor tiempo posible y con la menor cantidad de síntomas, que el paciente muera en su casa junto a sus afectos, de la manera menos traumática y que todo el entorno esté contenido”, explican desde el equipo. Saben que no van a evitar el dolor y el sentimiento de pérdida que llega con la muerte de un familiar, pero “podemos hacer que se sientan acompañados”, coinciden.

 Las visitas a los pacientes que están en sus hogares se realizan una vez por semana. Asisten cuatro personas del equipo y les llevan insumos y medicación. También hay un espacio de conversación con el paciente, así como de escucha y asesoramiento a la familia en los cuidados que ellos necesitan. Pero el acompañamiento no termina ahí: además, ofrecen un teléfono al que pueden llamar cualquier día y en cualquier horario.

 “El 90% de los llamados los resolvemos sin que tengamos que ir al domicilio ni traer al paciente al hospital, pero cuando no podemos les pedimos que llamen al servicio de emergencia y nos ponemos en contacto con el médico para que no se hagan intervenciones con las que no estamos de acuerdo, como reanimar o llevar a terapia a un paciente que ya sabemos que va a morir, para que finalmente muera solo en una sala de internación alejado de su familia. Eso, para nosotros, es un fracaso”, afirmó Jaschek.

 ACOMPAÑAR HASTA EL FINAL

 Rodolfo Gilardi tenía 65 años cuando le diagnosticaron un cáncer de páncreas terminal. Vivió 6 meses tras ser diagnosticado. Como estaba solo en una casa de San Miguel, su hermana Cristina decidió traerlo a su casa, en el barrio San Carlos de La Plata. Y pidió la ayuda del servicio de Medicina Paliativa del “Rossi”.

 “A pesar del dolor fue un final tierno, porque él se fue en paz, rodeado de toda su familia”, recuerda Cristina. “Los chicos”, así llama al equipo del hospital,  “venían una vez a la semana y él se arreglaba para esperarlos, tomábamos mate y charlábamos, fueron ‘ángeles’ que me acompañaron a mí y a él”, recuerda  Cristina Gilardi. Su hermano murió en septiembre del año pasado y, a modo de agradecimiento, ella se ofreció a colaborar como voluntaria del equipo de medicina paliativa.

 “Cuando falleció fui al hospital a agradecerles y lloré mucho porque todos, los puedo nombrar uno por uno, nos acompañaron. Me ofrecí para poder ayudarlos porque si bien no soy médica ni enfermera, no hace falta poner una inyección o saber dar un medicamento. A veces, en momentos críticos, para dar una mano solo hace falta saber escuchar”.

 Los “ángeles”, como los define Cristina, son los médicos Cecilia Jaschek, Ana Sarlo, Eugenia Gambarotta, Pedro Ferrara y María de los Angeles Gonzalez Takieldin; las enfermeras Elizabeth Verona, Silvina D´Arcángelis y Zulma Barrera; las trabajadoras sociales María de los Angeles Mori y Santiago del Pino; el psicólogo Gervasio Insúa; el psiquiatra Santiago Primerazo; la terapista ocupacional Carla Pesce, la administrativa Graciela Fernández.