LA OPS RECONOCIO COMO MODELO A LA RED DE CONTENCION PSICOLOGICA EN EMERGENCIAS DE LA PROVINCIA  

Cumbre en Panamá
Se llama Prosamic y protege la salud mental de personas involucradas en los denominados incidentes críticos tales como inundaciones, epidemias y siniestros viales. Referentes de la red fueron convocados para dar apoyo en casos de desastre a nivel internacional.
          Se estima que por cada víctima fatal de una situación de desastre hay entre 5 y 10 personas afectadas en su salud mental. A partir de esta premisa, trabaja el equipo de Prosamic, la red de abordaje psicosocial del ministerio de Salud de la Provincia que interviene en incidentes críticos y que acaba de ser reconocido como modelo por la Organización Panamericana de la Salud.
          “Cuanto antes se realice el abordaje psicosocial luego de un desastre o incidente crítico, mejor será el pronóstico de los afectados y más se podrá hacer para evitar que sufran de estrés postraumático”, explicó el ministro de Salud de la Provincia, Alejandro Collia, y señaló que “con el gobernador Daniel Scioli hemos fortalecido esta red para dar una atención integral, que contemple la salud mental, en situaciones de desastre o catástrofe”.
         Silvia Bentolila, la coordinadora de la Red Provincial de Salud Mental en Incidente Crítico (Prosamic), fue invitada especialmente por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para presentar este modelo de intervención en una cumbre de expertos denominada “Salud Mental y Apoyo Psicosocial en situaciones de Emergencias y Desastres”, que se realizó en Panamá el mes pasado.
         La reunión contó con la participación de los principales representantes regionales en la materia, entre ellos, las máximas autoridades en Salud Mental y manejo de Desastres de OPS Washington, referentes de Chile, Brasil, Colombia, Perú, El Salvador, Guatemala y Honduras.
PRIMERA LÍNEA DE RESPUESTA
          Bentolila explicó que uno de los ejes de su disertación en la cumbre panameña consistió en compartir las lecciones del primer curso virtual sobre el manejo de víctimas de desastres, que tuvo gran convocatoria en la provincia de Buenos Aires, no sólo de médicos y psicólogos, sino también de radioperadores, choferes, personal de gendarmería y defensa civil.
           “Es que quienes integran la primera línea de respuesta en cualquier incidente crítico, como los bomberos, rescatistas, personal de las guardias de hospitales y policías, deben contar con entrenamiento específico en primeros auxilios psicológicos, para que las personas afectadas pasen de sentirse aturdidas y bajo amenaza, a cortar la percepción de peligro, un factor de protección fundamental para la recuperación”, señaló la especialista.
           En ese sentido agregó que “el cuidado de la salud psicosocial no es patrimonio exclusivo de los profesionales especializados, muy por el contrario: resulta necesaria la realización de entrenamientos continuos a los distintos actores que intervienen en las emergencias y desastres”.
           Uno de los objetivos del encuentro en Panamá fue el fortalecimiento de competencias de los expertos en la temática, para que las autoridades tengan más herramientas de cuidado psicológico durante situaciones de crisis o catástrofes. La idea es sumar competencias para evaluar daños, analizar necesidades y prioridades y apoyar el desarrollo e implementación de un plan integral de acción y apoyo psicosocial regional.
           El trabajo del Prosamic y de su coordinadora, la psicóloga Silvia Bentolila, fueron considerados de referencia por la OPS. Este programa bonaerense, incluso, ha dado apoyo en situaciones de desastre en Brasil, Chile y Bolivia.
ESTRÉS POSTRAUMÁTICO
El estrés postraumático es uno de los trastornos psíquicos que suele aparecer tras vivir experiencias traumáticas, en las que una persona sintió que su vida o la de un ser querido estaba en peligro.
           “Los abordajes tempranos se deben poner en marcha desde el momento más agudo de una situación de emergencia o catástrofe, por ejemplo, a partir de los procedimientos de rescate en un accidente”, señaló Bentolila. “Lo que se busca  es facilitar que las personas puedan ser protagonistas de sus procesos de recuperación, registren y se apropien de los recursos y potencialidades que tienen para afrontar las situaciones, por más dramáticas y adversas que sean”.
Es así que desde la perspectiva de la Salud Mental, “las intervenciones tempranas evitan, en un altísimo porcentaje, que las reacciones esperables y normales que experimentan las personas en momentos agudos de desastre, tales como ansiedad, irritabilidad, insomnio y pesadillas, se conviertan en una patología postraumática”.
           Es importante destacar que el concepto de lo que es un desastre o una catástrofe en salud mental no remite al número de víctimas fatales ni depende de que esté desbordada la capacidad sanitaria instalada, sino que refiere al grado de estrés colectivo que desencadena el evento.
           “Por ejemplo, la muerte de un chico en la escuela, delante de sus compañeros y maestros impacta como un verdadero desastre en una comunidad pequeña, con el consiguiente impacto en el estrés colectivo, por lo que para ese grupo de personas ese evento es vivenciado como una catástrofe”, ejemplificó Bentolila.
           Por eso, agregó, “es necesario generar espacios comunitarios para socializar ese impacto para reelaborar lo sucedido”. El abordaje psicosocial temprano de los problemas de salud mental es la mejor prevención de trastornos más graves que puedan afectar el desarrollo de la vida a futuro.